Las fibras de celulosa ( /ˈsɛljʊloʊs,_-loʊz/)[1] son fibras hechas con éteres o ésteres de celulosa, que pueden obtenerse de la corteza, la madera o las hojas de las plantas, o de otros materiales de origen vegetal. Además de celulosa, las fibras pueden contener también hemicelulosa y lignina, con diferentes porcentajes de estos componentes que alteran las propiedades mecánicas de las fibras.
Las principales aplicaciones de las fibras de celulosa son en la industria textil, como filtros químicos, y como compuestos de refuerzo de fibras,[2] debido a sus propiedades similares a las de las fibras de ingeniería, siendo otra opción para los biocompuestos y los compuestos de polímeros.